Los usuarios ganan en la batalla de los exploradores

Hace tiempo PriXmA tomo como eje el complejo mundo de los exploradores Web y cómo el periodista tenía que transformarse en programador para que una página informativa online se viera más o menos parecido en cualquiera de los softwares ofrecidos. Moraleja: "no hay que gastar pólvora en chimango" y que el usuario lea como quiera sus noticias. El periodista sólo debe escribir.

A esta conclusión llegamos después de intentar abordar la compleja tarea del editor Web. Como otrora lo hacían -y lo hacen con más facilidades- en los periódicos tradicionales los periodistas de alta jerarquía, intentamos poner títulos a dos líneas, sin blancos y que ocupen el ancho de la columna.

Si bien dicha tarea es compleja en el tradicional papel, en la Web parecía más sencillo, puesto que el editor puede corregir tantas veces quiera. Lo que se publica es moldeable, se puede corregir y actualizar sobre la marcha.

Sin embargo, cuando un periodista logró el cometido de que finalmente un título quede debidamente justificado, se encuentra con que abre la página en otro explorador y todo se desmorona.

De nuevo, el periodista se embarca en la ardua tarea de que todo el material se vea bien en cualquier explorador y se convence de que es una tarea imposible. Por ende, recae en la simpleza de que el sitio se vea más o menos bien en cualquiera y punto.

En definitiva es lo que debiera ser. El usuario es hoy quien dibuja por dónde va Internet, entonces él debe elegir cómo leer sus noticias. Si es fanático de Mozilla, Opera, IE, Safari o Chrome, pues que en cualquiera de ellos pueda -por lo menos- leer la noticia.

Tal vez, ni siquiera utiliza un explorador y recibe la información a través de canales RSS. En consecuencia, todos los esfuerzos editoriales se echan por la borda y el formato lo pone exclusivamente el lector de noticias.

Llegamos, entonces, a que el explorador es un fetiche del usuario. Elige en cuál se siente más cómodo, mientras lo periodistas que producen contenidos web también seleccionan aquel que más beneficios le da a la hora de trabajar con materiales multimedia.

El editor web, como el de papel, se limita a encontrar cordura en el relato, la correcta cita de fuentes, la pluralidad de voces y -algo complejo- un texto sin errores.