Hace una semana que las páginas de PriXmA no tenían contenido. El retorno a la democracia en la Argentina fue un buen impulso para que volvamos imprimir caracteres sobre este blog. En esta oportunidad para abordar el Mapa de la Inseguridad impulsado por el empresario y diputado Francisco De Narváez. Entre el debate de si está bien o mal, hay que resaltar la utilización de nuevas tecnologías al servicio comunitario.
Una pululante campaña publicitaria promocionó este mapa "hecho por y para la gente" -como versa su presentación- y los medios también dieron su merecido espacio, teniendo en cuenta que la inseguridad es lo que más preocupa a la gente según las encuestas.
Los noticieros y analistas políticos enfocaron su evaluación de esta herramienta en si era útil o no, y la fidelidad o no de los datos que allí se publican. Independientemente de la afinidad política o no con De Narváez, la realidad es que los mismos datos oficiales muchas veces dejan un sesgo para -en el caso de la inseguridad- los delitos no denunciados.
Pero la importancia de esta herramienta es la utilización de un recurso 2.0 para medir datos estadísticos de la realidad cotidiana. Este portal lanzado por el duño del grupo América utiliza el servicio gratuitos de mapas de Google, que hace poco puso en la órbita virtual los mapas ruteros y políticos correspondientes a la Argentina.
Este es un paso hacia la denominada política 2.0 que usualmente se aplica a las campañas políticas. Aquí el Estado tiene una gran oportunidad de tomar esta metodología de medición para volcar allí los datos oficiales y obetenr así estadísticas geolocalizadas.
Si los mapas fueron útiles, por ejemplo, para rescatar los comentarios a través de Twitter sobre la elección en Estados Unidos, por qué no pueden serlo para intentar resolver los problemas de seguridad.
Lejos de ubicar zonas de mayor o menor peligrosidad, esta utilidad aplicada en órbitas gubernamentales puede notificar los lugares donde hay que combatir el delito. En estos tiempos donde el oficialismo busca una oposición propositiva, esta puede ser una propuestaa tener en cuenta. Una vez que aparece una idea interesante, no hay que dejarla de lado.
Una pululante campaña publicitaria promocionó este mapa "hecho por y para la gente" -como versa su presentación- y los medios también dieron su merecido espacio, teniendo en cuenta que la inseguridad es lo que más preocupa a la gente según las encuestas.
Los noticieros y analistas políticos enfocaron su evaluación de esta herramienta en si era útil o no, y la fidelidad o no de los datos que allí se publican. Independientemente de la afinidad política o no con De Narváez, la realidad es que los mismos datos oficiales muchas veces dejan un sesgo para -en el caso de la inseguridad- los delitos no denunciados.
Pero la importancia de esta herramienta es la utilización de un recurso 2.0 para medir datos estadísticos de la realidad cotidiana. Este portal lanzado por el duño del grupo América utiliza el servicio gratuitos de mapas de Google, que hace poco puso en la órbita virtual los mapas ruteros y políticos correspondientes a la Argentina.
Este es un paso hacia la denominada política 2.0 que usualmente se aplica a las campañas políticas. Aquí el Estado tiene una gran oportunidad de tomar esta metodología de medición para volcar allí los datos oficiales y obetenr así estadísticas geolocalizadas.
Si los mapas fueron útiles, por ejemplo, para rescatar los comentarios a través de Twitter sobre la elección en Estados Unidos, por qué no pueden serlo para intentar resolver los problemas de seguridad.
Lejos de ubicar zonas de mayor o menor peligrosidad, esta utilidad aplicada en órbitas gubernamentales puede notificar los lugares donde hay que combatir el delito. En estos tiempos donde el oficialismo busca una oposición propositiva, esta puede ser una propuestaa tener en cuenta. Una vez que aparece una idea interesante, no hay que dejarla de lado.
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