31.3.09

¿Linkear o no linkear? esa es la cuestión

Un reciente post de Segundo Plano nos trajo nuevamente a un debate recurrente por las páginas virtuales de esta bitácora: la falta de links en el periodismo on line. La nota sindicada por Liuzzi, publicada en Tinta Digital, intenta develar la negativa de los editores de páginas Web a utilizar este recurso. El motor de la Red censurado por una mentalidad retrógrada.

La evaluación que emerge del artículo de Esther Vargas concluye que el impedimento de los periodistas on line a insertar subtítulos reside en el recelo de sus lectores.

Muchos no quiere perder el lector en el primer párrafo y por ello condenan los enlaces al ostracismo de una columna lateral bajo el mote de "links", o simplemente los relegan al final de un artículo bajo el recurrente "visto", "leído" o cualquier otro participio que ande dando vueltas.

En la habitación de fantasmas de los editores virtuales también ronda el postulado de que los usuarios que se informan a través de la Web permanecen escaso tiempo en una página.

Lo cierto es que -como bien se señala en el artículo- el hipervínculo es la base de Internet y el lenguaje fragmentado que propone. Como siempre, lo que debe encerrar a un lector en una artículo no sólo es lo que dice sino también cómo lo dice.

El famoso "Contrato de Lectura" articulado por Eliseo Verón justamente explicaba que ese acuerdo entre lector y determinados periódicos se rubricaba por el repertorio de palabras escogido por el escritor. Otros podrán decirle solamente el estilo.

Es allí donde los periodistas y editores deben gastar sus ideas para mantener a los usuarios apegados a sus páginas Webs, aplacando al índice inquieto que posa sobre el mouse.

Como señala Vargas, lo máximo a lo que han llegado los periódicos es a sindicar sus propias crónicas, su archivo, aquel que muestra una concatenación de hechos.

Existen diversas formas de utilizar los enlaces y amoldarlos al texto periodístico. María José Cantalapiedra lo esbozó en "Los géneros periodísticos hipertextuales", publicado en la revista Telos.

El blog -por esencia- los encierra. Todo debe estar linkeado; todo debe conducir a alguna parte. La musa de cada artículo debe estar sindicada. Es cierto que el exceso de palabritas subrayadas abruma y hasta complica la existencia de la vista o un mouse rebelde.

Pero en el lugar correcto, debe estar la guia hacia una fuente, hacia un artículo, un funcionario o lo que fuese que pasó a formar parte de nuestro texto.

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